sábado, 8 de agosto de 2009

A demanda ante a Corte de Haia e as relações entre o Peru e o Chile

Peru - El Comercio

Opinión: La demanda ante La Haya y las relaciones del Perú y Chile
06/08/2009

Por: Alfredo Sayán Palacios - Abogado

Desde hace más de 50 años está pendiente de resolución un importante cuestionamiento entre el Perú y Chile respecto a la definición del límite marítimo en sus costas del sur.

El planteamiento de ambos difiere sustancialmente al precisar si los acuerdos celebrados en los años 1950 y 1954 constituyen un simple convenio destinado a alejar los problemas de pesca que se daban con cierta frecuencia (tesis peruana) o si representan verdaderos tratados que delimitan definitivamente la raya que separa el dominio marítimo de ambos países (tesis sostenida por Chile). Es decir, si el punto Concordia o el Punto Uno (¿será el mismo que el Hito 1?) es el que debe marcar el inicio de la línea divisoria.

Este debate, que encierra una determinación que abarca una concepción legal y especialmente jurídica, solo puede ser deslindada evidentemente por un tribunal internacional de jerarquía, como es la Corte Internacional de Justicia de La Haya.

Desgraciadamente, las gestiones diplomáticas llevadas a cabo por las cancillerías de ambos países, destinadas a encontrar una solución directa, no han podido lograr un consenso que lleve al término de este viejo problema. Es por esto que, finalmente, la cancillería peruana se ha visto en la necesidad de someter a la consideración de la corte de La Haya que dicte una decisión última sobre el particular.

Esta actitud, lamentablemente, ha sido equivocadamente (procurar eliminar un ‘mente’) interpretada por las autoridades de Chile. Han visto en ella una medida de enfrentamiento y desafío que sin lugar a dudas (¿?) ha debilitado las buenas relaciones existentes entre los dos países hasta la presentación de la demanda por parte del Perú. En efecto, ante el fracaso de las gestiones directas y un problema que afecta a dos departamentos del sur –Tacna y Moquegua–, que prácticamente se quedan sin mar territorial dentro de la tesis de Chile, no ha quedado otra alternativa que plantear la solución definitiva ante la corte de La Haya.

No creo equivocarme al pensar que la actitud de nuestra cancillería obedece en gran medida a la intención de que este antiguo y viejo problema encuentre una solución final en la sentencia de la corte –cualquiera sea el fallo–, en la que se delimite de manera definitiva cuál debe ser la línea que separe ambas soberanías. Con ello lo que se busca es que desaparezca lo que podríamos considerar el último motivo de discrepancia en la relación limítrofe de ambos países.

Así, se allanaría el camino para que se establezca una franca y permanente amistad que bien lo requieren sus intereses comunes, por razón de vecindad de inversiones y de cooperación, y con lo que tanto se pueden beneficiar Perú y Chile, además de cimentar la mutua confianza de la que puede derivarse posteriormente un tratado de paz que sustituya la violencia definitiva y se la reemplace por soluciones jurídicas. Ojalá la opinión pública de Chile sea coincidente con estos conceptos.

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