segunda-feira, 12 de janeiro de 2009

América Latina? Abaixo e à esquerda

Argentina - La Nación

¿América latina? Abajo y a la izquierda
12/01/2009

Cesasar González - Calero

Sin haber puesto el pie en América latina, Barack Obama cuenta ya con más simpatías en la región que cualquiera de sus predecesores. Y aunque al presidente electo se le amontonan en la agenda las guerras y las crisis, en algún momento alguno de sus asesores en política exterior le tendrá que hablar de ese lugar que hay al sur del río Bravo y que en los últimos tiempos anda bastante escorado a la izquierda.

A excepción de México, cuyo presidente, el conservador Felipe Calderón, se entrevistará hoy con Obama en Washington, el resto de los gobernantes, gran parte de ellos de izquierda, tendrán que esperar hasta la V Cumbre de las Américas, que se celebrará el 17 de abril en Trinidad y Tobago, para transmitirle al presidente estadounidense sus inquietudes.

La entrevista con Calderón responde más a la tradición que a una prioridad política. Desde 1980, el presidente electo de Estados Unidos se reúne, antes de su investidura, con su futuro homólogo mexicano. Los "vecinos distantes", como los definió el escritor Alan Riding, siguen con los mismos asuntos pendientes desde hace años: una reforma migratoria que regularice a varios millones de indocumentados mexicanos en Estados Unidos y una mayor cooperación en la lucha contra el narcotráfico.
Gestos con Cuba

Cuando asista a la Cumbre de las Américas, quizás Obama ya haya tomado alguna decisión sobre Cuba. Si cumple su promesa de eliminar las restricciones a los viajes y al envío de remesas que decretó George W. Bush en 2004, el régimen cubano lo entendería como un buen paso hacia la distensión. A partir de ahí, y con la derogación del embargo muy lejos en el horizonte, los movimientos de La Habana deberían pasar, según Washington, por una progresiva excarcelación de presos políticos, una concesión que el presidente Raúl Castro no contempla por el momento. En cualquier caso, la llegada de Obama a la Casa Blanca abre expectativas de negociación hasta ahora impensables.

El presidente venezolano, Hugo Chávez, ya no habla de "olor a azufre" para referirse al "demonio" americano. Y quizá tenga ocasión en Trinidad y Tobago de "hablar con el negro", tal como pidió tras conocer el triunfo electoral de Obama. No hay que olvidar que, pese a las diferencias políticas, Caracas es el segundo proveedor de petróleo de Estados Unidos, que a su vez es el primer socio comercial de Venezuela.

En Colombia, uno de los baluartes de Bush en la región, el presidente Alvaro Uribe tendrá que aplicarse en su política de derechos humanos -muy criticada por varios organismos internacionales- después del rechazo expuesto por Obama a la firma del tratado de libre comercio bilateral debido a la negligencia de Bogotá para investigar los asesinatos de líderes sindicales.

Aunque la presidenta Cristina Kirchner se refirió a la victoria de "un negro" en Estados Unidos como "una epopeya", las relaciones de la Argentina con Washington siguen marcadas por el caso de la valija millonaria de Antonini Wilson, lo que ha originado un distanciamiento que no tiene visos de mejorar a corto plazo.

Pero, sin duda, el próximo responsable de América latina en la administración de Obama deberá recomendarle al presidente que, por encima de contenciosos históricos como el de Cuba o de estrategias de seguridad fronteriza con México, preste especial atención a Brasil, la potencia hegemónica en la región.

El gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva promueve la creación de una plataforma genuinamente latinoamericana, sin la participación de Estados Unidos, es decir, una alternativa a la Organización de Estados Americanos. Y la diplomacia de Itamaraty, sin bravuconadas ni consignas panfletarias, ya le ha hecho saber a Washington que con Brasil debe hablar de tú a tú, es decir, de gigante a gigante.

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