Posta-se abaixo publicação do jornal equatoriano El Comercio, sobre o Pacto de Imigração adotado pela União Européia.
La UE adopta el Pacto de inmigración
Los líderes de la Unión Europea (UE) van a adoptar en su cumbre de hoy y mañana en Bruselas el Pacto Europeo de Inmigración y Asilo, presentado por Francia. Su objetivo principal es atraer a los inmigrantes más calificados y rechazar al resto.
“La Unión Europea no tiene los medios de recibir dignamente a todos los inmigrantes que esperan encontrar en ella una mejor vida”, dice con claridad el Pacto, que no es una política común sino una serie de compromisos a respetar por los 27 países del bloque de la Unión Europea.
En efecto, cada país aún tiene soberanía para tomar medidas, aunque absteniéndose de “afectar los intereses de los otros” y cooperando en la lucha contra la inmigración clandestina.
Este Pacto tiene cinco puntos: gestionar la inmigración legal según las necesidades y la capacidad de acogida; combatir la inmigración ilegal y expulsar a los irregulares; fortalecer los controles fronterizos; aumentar la cooperación con los países de origen y mejorar el sistema de asilo.
La negociación del texto, efectuada en tiempo récord, no fue sencilla y el proyecto inicial debió ser suavizado bajo la presión del Gobierno socialista español de José Luis Rodríguez Zapatero.
En ese sentido, Francia tuvo que abandonar su idea de un contrato de integración que imponía al in migrante la obligación de aprender la lengua del país de destino así como los valores europeos.
“España jugó un papel importante de negociación y presentación, para darle el sentido real, positivo, que supone un paso más en materia de política común migratoria”, explicó el lunes el ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos.
El acuerdo fue anunciado en julio. Su oficialización se guardó para la primera cita del semestre de la presidencia francesa de la UE.
Según el Pacto, los países de la UE siguen siendo libres para organizar la inmigración legal “en función de sus prioridades, sus necesidades y sus capacidades de recepción nacionales” .
La Comisión Europea concibió la creación de una Tarjeta Azul para atraer a los diplomados extranjeros más calificados. Este documento permitirá a su titular y su familia trabajar y residir en el Estado que se lo otorgue. Esta tarjeta no alcanzará el nivel de la Green Card de EE.UU.
Por otra parte, los europeos también seguirán siendo libres para elegir los medios de luchar contra los clandestinos, unos 8 millones en el conjunto de la UE.
En ese marco, cada país europeo puede elegir regularizarlos o expulsarlos, aunque para ello deberán utilizar un procedimiento “caso por caso” y no en forma generalizada. Las expulsiones tendrán que hacerse de preferencia sobre una base voluntaria, respetando el derecho y la dignidad de las personas concernidas.
En caso de resistencia, la polémica Directiva Retorno, aprobada por el Europarlamento con mayoría de votos de la derecha y la izquierda y objeto de duras críticas desde América Latina, establece las pautas para proceder a esas expulsiones forzadas.
Si los 27 países acordaron cómo rechazar a los indocumentados, no se pusieron de acuerdo para castigar a los que los explotan.
La UE adopta el Pacto de inmigración
Los líderes de la Unión Europea (UE) van a adoptar en su cumbre de hoy y mañana en Bruselas el Pacto Europeo de Inmigración y Asilo, presentado por Francia. Su objetivo principal es atraer a los inmigrantes más calificados y rechazar al resto.
“La Unión Europea no tiene los medios de recibir dignamente a todos los inmigrantes que esperan encontrar en ella una mejor vida”, dice con claridad el Pacto, que no es una política común sino una serie de compromisos a respetar por los 27 países del bloque de la Unión Europea.
En efecto, cada país aún tiene soberanía para tomar medidas, aunque absteniéndose de “afectar los intereses de los otros” y cooperando en la lucha contra la inmigración clandestina.
Este Pacto tiene cinco puntos: gestionar la inmigración legal según las necesidades y la capacidad de acogida; combatir la inmigración ilegal y expulsar a los irregulares; fortalecer los controles fronterizos; aumentar la cooperación con los países de origen y mejorar el sistema de asilo.
La negociación del texto, efectuada en tiempo récord, no fue sencilla y el proyecto inicial debió ser suavizado bajo la presión del Gobierno socialista español de José Luis Rodríguez Zapatero.
En ese sentido, Francia tuvo que abandonar su idea de un contrato de integración que imponía al in migrante la obligación de aprender la lengua del país de destino así como los valores europeos.
“España jugó un papel importante de negociación y presentación, para darle el sentido real, positivo, que supone un paso más en materia de política común migratoria”, explicó el lunes el ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos.
El acuerdo fue anunciado en julio. Su oficialización se guardó para la primera cita del semestre de la presidencia francesa de la UE.
Según el Pacto, los países de la UE siguen siendo libres para organizar la inmigración legal “en función de sus prioridades, sus necesidades y sus capacidades de recepción nacionales” .
La Comisión Europea concibió la creación de una Tarjeta Azul para atraer a los diplomados extranjeros más calificados. Este documento permitirá a su titular y su familia trabajar y residir en el Estado que se lo otorgue. Esta tarjeta no alcanzará el nivel de la Green Card de EE.UU.
Por otra parte, los europeos también seguirán siendo libres para elegir los medios de luchar contra los clandestinos, unos 8 millones en el conjunto de la UE.
En ese marco, cada país europeo puede elegir regularizarlos o expulsarlos, aunque para ello deberán utilizar un procedimiento “caso por caso” y no en forma generalizada. Las expulsiones tendrán que hacerse de preferencia sobre una base voluntaria, respetando el derecho y la dignidad de las personas concernidas.
En caso de resistencia, la polémica Directiva Retorno, aprobada por el Europarlamento con mayoría de votos de la derecha y la izquierda y objeto de duras críticas desde América Latina, establece las pautas para proceder a esas expulsiones forzadas.
Si los 27 países acordaron cómo rechazar a los indocumentados, no se pusieron de acuerdo para castigar a los que los explotan.
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