quinta-feira, 9 de outubro de 2008

Mercosul em risco

Publica-se matéria do jornal paraguaio ABC Color, publicada no dia 09/10/2008, que defende a a revisão pelo Paraguai dos tratados internacionais celebrados com o Brasil e com a Argentina. Ademais, o texto advoga a criação de uma aliança entre Uruguai, Paraguai e Bolívia (URUPABOL). É temeroso ver que semelhante idéia é corrente tanto no governo quanto na sociedade civil paraguaia, pois verifica-se, assim, que a unidade do Mercosul está cada vez mais ameaçada.


Coaligados para seguir con el saqueo eterno

El “nuevo eje” o “doble alianza” de Brasil y Argentina en contra del Paraguay se observa y se palpa en todas partes. A diario se suceden innumerables actos que desnudan las intenciones de estos “buenos vecinos” del Mercosur, donde ni el más concienzudo razonamiento logra explicar las terribles arbitrariedades cometidas. Hoy, a más de 100 años de aquellos “arreglos” tramados entre Pedro II y Bartolomé Mitre con el aliento y beneplácito de los capitalistas ingleses, han vuelto a pactar entre sí en detrimento de los demás países que integran la comarca central y atlántica, con el indisimulado OK de las multinacionales apátridas.

Ya en el siglo XIX, en sucesivos contubernios desde la “guerra guaranítica”, la expulsión de los jesuitas y la creación del Virreinato del Río de la Plata, la imperante coalición para el despojo, por parte de ambos países, ha sentenciado al Paraguay a una eterna mediterraneidad física. Las constantes violaciones de frontera, las permanentes trabas comerciales, las impostoras limitaciones industriales y las inversiones conculcadas, además de subsidios eliminatorios anticompetencias y convenios adulterados y asimétricos que terminan por asfixiar al Paraguay, le obligan a subyugarse ilimitadamente. La inanición es, sin dudas, resultante de la acción existencial más perversa del hombre en contra de su misma especie.

SIN COSTAS MARÍTIMAS POR CULPA DE LAS USURPACIONES

La política esclavista de los eternos aliancistas no permite –hasta hoy– nuestra salida al mar, cuando que toda Europa venía a la Asunción a pernoctar, planificar y accionar, bautizándola con justicia “madre de ciudades”. Pareciera que la posesión de una costa marítima a través de un corredor es un pecado mortal o una blasfemia, por lo que la república guaraní debe pagar con el purgatorio eterno. De hecho, Brasil y Argentina han tomado por la fuerza las costas marítimas paraguayas, sin mediar indemnización ni reparación alguna por los daños causados, legitimando todos los crímenes y saqueos concebidos antigua y modernamente. Bolivia y Paraguay, mediterráneos por la misma causa, y Uruguay, que por ser el más pequeño sufre otro tipo de embates y amenazas pero beneficiada con una costa marítima que en algo palia las vicisitudes impuestas por sus poderosos vecinos, deberían, al unísono, reactivar aquel altamente estratégico y conveniente proyecto, dormido y encajonado, llamado URUPABOL (sigla sobre iniciales de los países Uruguay, Paraguay y Bolivia).

LA UNIÓN DE TRES “NACIONES PEQUEÑAS”

Este es el camino para la plena “liberación” del trío que sufre precisamente la “política imperial” de Brasil y Argentina. URUPABOL (como los Países Bajos) permitirá la autogestión soberana y sin sobresaltos en contra de todo lo que venimos soportando, ya que el Mercosur (como nuevo eje) es la carátula de los “grandes” ante el mundo para el pleno sometimiento de los demás en la iniciada globalización del siglo XXI donde solo se ha globalizado la pobreza, no así la riqueza. Por ende, todos los tratados internacionales firmados desde la Triple Alianza en adelante deben ser inspeccionados y reestudiados. A estas alturas muchos de ellos ya son inaplicables, más bien se convirtieron en convenios inquisidores y fuertemente condenatorios. Los organismos internacionales existentes para el efecto siempre atenderán cualquier reclamo de esta índole, más aún si se encuentran perimidos por el natural cumplimiento de los ciclos.

LOS TRATADOS ESPURIOS SON PARA APLASTAR

Todos los tratados internacionales son coyunturales, pero cuando desaparecen las causas que los motivaron quedan expirados y en consecuencia se revisan y se modifican, ajustándolos a las realidades del nuevo tiempo. Estos acuerdos no son eternos, se extinguen como la vida misma. De no ser así, entonces estaríamos ante una falaz y letal herramienta jurídica para el sometimiento del más débil, como ocurría con la Roma de antaño y los ejércitos súbditos de naciones satélites. Una especie de David y Goliat, en donde un Estado acogota a otros.

Paraguay está en condiciones históricas de establecer y marcar jurisprudencia mundial ante los estamentos establecidos para el efecto. La ONU y la Corte de La Haya son algunas de las que atenderán y avalarán la justicia reclamada en contra del enjambre creado por los poderosos que solo anhelan conservar el statu quo vigente y, por ende, su predominio. En esta lucha de intereses a nivel mundial los jueces son proclives a cometer constantes arbitrios o injusticias en favor del más fuerte, pero mientras el Paraguay no despierte de su larga modorra y reclame con fundamento, prestancia, fuerza y actitud determinada (convicción), sus posibilidades quedarán reducidas a una mínima expresión y cada vez serán más lejanas sus perspectivas para adquirir el protagonismo deseado en el concierto de las naciones.

LOS COALIGADOS NO PERMITEN LA AUTOGESTIÓN

Las represas de Itaipu y Yacyretã son un claro ejemplo de lo que sostenemos. Tanto el Brasil como Argentina, coaligados, nos tratan como “furgón de cola” para protagonizar la misma “megaestafa” en tiempo y forma. Para estos actos en contra del “esclavito paragua” ayer fue Alfredo Stroessner el cómplice ideal y el último (hasta ahora) fue Nicanor Duarte Frutos. Esta “doble alianza” fue avalada también sucesivamente por otros mandatarios, como Andrés Rodríguez (†), Juan Carlos Wasmosy, Raúl Cubas Grau y Luis González Macchi, quienes en cada turno, sin titubeos, se encogieron de hombros ante el siniestro suceso. En suma, todos burdos traidores de la voluntad popular y de los supremos intereses de la patria.

EL DESPERTAR PARA UN NUEVO AMANECER

Paraguay debe sacudirse de su “coma profundo” y confinamiento a los cuales fue postrado por sus autoridades mal elegidas y vendepatrias, si quiere recuperar su soberanía perdida producto de la concatenación de sanciones basadas en el tratado aliancista, cuyo peso histórico aún nos paraliza. Del mismo modo, tanto Bolivia como Uruguay deberán igualmente “emanciparse”, ya que son víctimas permanentes de los desplantes absolutistas de las dos potencias sudamericanas. Ejemplos claros son las inversiones multinacionales de celulosas en el Uruguay, hoy blanco inmisericorde de groseros ataques de la Argentina, a pesar de la sentencia de la Corte de La Haya que favoreció a los orientales, mientras el Mercosur elude y entona silbando hacia el cielo sin respuesta alguna, porque dichos intereses no forman parte de “su conveniencia”.

ALIANZA PARA LA AUTONOMÍA Y EL BIENESTAR

A este “doble pacto del mal” debemos responder con una “alianza para el progreso” como decía John Fitzgerald Kennedy (1917-1963) cuando en medio de su filantropía soñaba con una “Gran América”. Por consiguiente, URUPABOL representa la llave hacia la pujanza y la prosperidad, la salida física, financiera, comercial e industrial de estos vilipendiados tres países hacia el mundo, condenados por su “implantada geografía”. Es aquí donde se debe producir el “milagro económico” como los alcanzados por Japón, China y Corea. Pero, ¿tendremos alguna vez al hombre indicado para protagonizar la histórica respuesta nacional? ¿Poseerá las agallas, la intrepidez necesarias y el patriotismo como valor supremo que le permitan actuar contra el despojo que se cometiera por siglos? ¿Quién será el iluminado y auténtico “paraguayo de raza” que le pondrá de una vez y para siempre el cascabel al gato? Los paraguayos esperamos que Fernando Lugo lo haga.


Alberto Candia

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