Argentina en clave literaria EL Pais de 2 de novembro de 2010
Por:
Winston Manrique Sabogal
02/11/2010
El ADN de los países y los pueblos está escrito en su literatura. Y en Facundo, Boquitas pintadas, Los pichiciegos y Santa Evita están escritos buena parte de los de Argentina. De lo que podría ser su sino y destino. Almenos estos son algunos de los libros que se han citado estos días para tratar de entender a la Argentina y su historia y su idiosincrasia. El detonante de estas reflexiones ha sido la muerte del ex presidente argentino Néstor Kirchner, el pasado 27 de octubre, y toda la bulla que ha surgido a su alrededor. Ahora, varios escritores, editores y periodistas argentinos y un crítico literario español nos recomiendan algunos títulos clave para aproximarnos a la historia argentina; a un pasado recogido en novelas y cuentos y que nos sirven para entender aquel presente, y quizá vislumbrar su horizonte.
Una vez más la literatura nos da la clave de la realidad. En esta ocasión a través de las rcomendaciones de Pablo de Santis, Jorge Lanata, Martín Caparrós, Andrés Neuman, Juan González del Solar y Ernesto Ayala-Dip.
Una de las primeras personas en echar un vistazo a la literatura para tratar de entender y explicar la realidad argentina fue el periodista Fernando Gualdoni, subjefe de la sección Internacional de EL PAÍS, en su artículo titulado Madera de caudillo: "Para sus críticos, el ex mandatario representó la tradición autoritaria descrita por Domingo Faustino Sarmiento en su célebre libro Facundo, que describe la vida de Juan Facundo Quiroga, gobernador y caudillo de la provincia de La Rioja durante las guerras civiles argentinas, a mediados del siglo XIX. El caudillo es producto de la intensidad de la llanura argentina y de la fuerza bruta y la autoridad sin límites que allí predominan. Como el grueso de los peronistas de izquierda, Néstor Kirchner militaba y su viuda, Cristian Fernñandez de Kirchner, aún lo hace en la corriente historiográfica que postula al caudillo -en este caso encarnado en la figura de Juan Manuel de Rosas, el principal dirigente de la denominada Confederación Argentina (1835-1852)- como el héroe nacional opuesto a los intereses oligárquicos. Esta visión de la historia sostiene que América Latina entró en decadencia cuando se abrió al mercado internacional y adoptó los estándares económicos reconocidos en el mundo desarrollado. Al mismo tiempo, condena a muchos intelectuales por 'vendepatrias', es decir, por ser favorables a los intereses extranjeros frente a los nacionales. El revisionismo estuvo muy presente en el discurso de la presidencia de Kirchner durante los festejos de los bicentenarios de las independencias argentina y venezolana durante este año".
Siguiendo con periodistas argentinos, Jorge Lanata nos ofrece esta reflexión: "Como sucede siempre, las mejores radiografías sobre Argentina fueron escritas por extranjeros: Ortega y Gasset y Witold Gombrowicz. A Ortega le bastaron un par de viajes de algunos meses para entender el 'alma argentina', observación de campo más intuición pura, excelente prosa y golpes certeros: el argentino vive por delante de sí mismo. El otro, Gombrowicz, decidió ser el escritor polaco más importante del siglo XX pero vivió en Tandil: `Diario argentino', entre otros, se llamó su bitácora de aquel viaje interior en el interior de este país. Agregaría a la lista un tercero, nacido sanjuanino y vuelto extranjero, lúcido y cabeza dura, adelantado: Domingo Faustino Sarmiento, al decir de Unamuno,"el mejor escritor español del siglo XIX".
El periodista y escritor Martín Caparrós nos acerca a la idiosincrasia de su país a través de cinco libros de todos los tiempos: "Como no tenemos un origen claro, los argentinos somos rehenes del mito del origen. Por eso recomiendo primero el Viaje al Río de la Plata (1567) de Ulrico Schmidl, el primer relato que se escribió sobre estas tierras. Schmidl, un lansquenete alemán, llegó con el fundador Pedro de Mendoza en 1936 y, como todo inmigrante, se las prometía muy felices. La empresa terminó en un desastre que incluyó, por supuesto, crímenes, condenas y un hermano que se comió la nalga de su hermano.
Para seguir habría que pasar –¿cómo esquivarlo?– por el Facundo (1845) de Domingo Faustino Sarmiento. Pero yo le daría una chance a la Excursión a los Indios Ranqueles (1870) de Lucio V. Mansilla. Allí, la civilización –uno de los hombres más ricos de su tiempo– va a visitar la barbarie –los aborígenes de la última frontera– y se confunde. Es la confusión que, de algún modo, somos.
Después, para ver los primeros efectos de esa mezcla multitudinaria que convirtió a la Argentina en la Argentina, habría que leer los Aguafuertes Porteños (1933) de Roberto Arlt. La chantada, la esperanza, la desesperación y otros rasgos del supuesto caracter argentino están ahí, de una vez y para –casi– siempre.
Y, por fin, el que busca una introducción más contemporánea a lo que ha pasado en estos días debería leer los artículos que el gran cronista de la necrofilia patria, Tomás Eloy Martínez, dedica al tema en El sueño argentino (1999)".
Entre los escritores argentinos, Pablo de Santis recomienda tres libros, para ver ese arco biográfico de la Argentina: Facundo. Domingo Faustino Sarmiento. Mezcla de tratado sociológico, panfleto político y biografía de un enemigo, el Facundo es un libro intenso, radical, que plantea la realidad argentina en términos de civilización y barbarie. Esas palabras son un hechizo que, para bien o para mal, seguimos repitiendo. Sarmiento defiende la civilización pero a la vez se deja seducir por lo que el llama la barbarie. La obra de un genio, vehemente cuando está convencido, pero más vehemente cuando duda.
Borges. Adolfo Bioy Casares. Bioy registró minuciosamente los diálogos de medio siglo de amistad con Borges, y el resultado, este libro monumental y secreto, se convirtió en algo esencial de la obra de Bioy y en el documento más entretenido y malvado sobre la vida literaria argentina. En nuestra literatura no abundaron los diarios (lo más autobiográfico que tenemos es la literatura fantástica) pero estas mil y pico de páginas llenan ese vacío.
Radiografía de la pampa de Ezequiel Martinez Estrada. Horrible título (qué libro resiste en su portada la palabra "radiografía") para un libro asombroso. Capítulos breves, contundentes, líricos, para la obra central de un pensador que todo lo exageraba y cuya verdadera obsesión es la soledad a la que nos condenan nuestras grandes llanuras. Martinez Estrada llevó el ensayo a una forma límite de originalidad, como hicieron en la literatura europea Gottfried Benn y Elias Canetti".
Por su parte, Andrés Neuman se queda con dos obras contemporáneas que condensan origen y presente: Boquitas pintadas, de Manuel Puig. Sin narrar acontecimientos históricos, esta extraordinaria novela resume con bastante precisión la bipolaridad de la cultura argentina: por un lado, la tendencia al melodrama, al mito popular, a la sentimentalidad arrabalera; por otro lado, la tentación vanguardista, la influencia foránea, la experimentación esnob o genial o las dos cosas. Dicho de otra manera, su costado peronista y su costado francés. Ambos polos, siempre en tensión, explican a Manuel Puig y también a su país natal, que no siempre lo quiso tanto como él se merecía.
Los pichiciegos, de Fogwill. Después de esta novela (y de Las islas, de Carlos Gamerro), será difícil que otro libro metaforice mejor el cruento absurdo de la guerra de las Malvinas. Cuando al fin la leí, me sorprendió encontrarme con una magistral novela realista, cercana a todo eso contra lo que, más tarde, su autor se declararía. Los diálogos suenan fidelísimos, un poco vargallosianos. La narración es de un costumbrismo oscuro y sólo ocasionalmente alucinado, como en la impresionante escena donde los pichis (jóvenes desertores del ejército argentino, que tratan de salvar la vida que su patria les exigió regalar) celebran los bombardeos ingleses como una atracción de circo. Lo demás, como las descripciones del frío, el dolor o el miedo, es de una compasión y una sobriedad apabullantes. Los pichiciegos es acaso la mejor novela de guerra (o en guerra) escrita en español. Como leemos al final de la primera parte, «esas cosas, de la cabeza, en una vida, no se borran así nomás». Un escritor así, tampoco.
Uno de los editores de Lengua de Trapo, Juan González del Solar, afirma que "Si bien a todos los escritores argentinos se los mastica la patria y no se me ocurre quién le escapa -y sí se me ocurre en otras literaturas-, voy a elegir dos títulos: Facundo, de Domingo Faustino Sarmiento: cuenta la dialéctica macabra de nuestro país, la devastación perpetua del argentino a manos del argentino. Y Boquitas pintadas, de Manuel Puig: describe todos nuestros lugares comunes: entre tantos, somos cursis, sensibleros, egoístas, patéticos y adorables. Y la realidad nos importa poco".
El crítico de Babelia, J. Ernesto Ayal-Dip, que vivió muchos años en Argentina, nos ofrece la siguiente lectura: "Algunos países suelen encontrar en su literatura, novela o poesía, algunas claves de su idiosincrasia. Suelen ser un enigma histórico o sociológico para sus propios ciudadanos. Argentina es uno de ellos. Por ello no son pocos los textos, que en esta materia, son casi canónicos. Yo citaría tres: Facundo, de Domingo Sarmiento; Sobre héroes y tumbas, de Ernesto Sábato; y Buenos Aires: Psicopatología de la vida cotidiana, de Juan José Sebreli.
Facundo es un libro híbrido, casi inclasificable, fue y sigue siendo un patrón de búsqueda de una identidad nacional, además de patrón estilístico. La Argentina es su máxima heroína. Sobre héroes y tumbas es una novela total. El encuentro mágico y terrible entre Martín del Castillo y Alejandra Vidal Olmos es una alegoría de la Argentina, de su historia insondable y torturada. Alguna vez dijo el mismo autor que Alejandra era la Argentina. Y Buenos Aires: Psicopatología de la vida cotidiana es uno de los grandes hitos de la bibliografía sociológica argentina en busca de una explicación del ser argentino. De su brumoso pasado y presente.
Ortega y Gasset dijo de los argentinos que son gente inteligente pero faltos de sentido común. Una frasecita que da bastante que pensar, si somos capaces de superar su empeño de boutade".
Y sí, una vez más, la buena literatura nos sirve de faro sobre el pasado y el futuro; y estos libros recomendaso por expertos argentinos guardan algunas de las claves para entender ese país. No son los únicos, seguro que hay algunos más que ustedes conocen y pueden recomendarnos.
terça-feira, 2 de novembro de 2010
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